7/16/10

ECOSCOPIOS


CUENTOS EN LA SOMBRA

Cuentos en la Sombra

Por

Ricardo Pohlenz

Barry Wolfryd nunca supo ser un turista y mejor se convirtió en natural. Oriundo de East L.A., se saltó la barda en sentido contrario a tantos migrantes que como salmones, remontan hacia el norte contracorriente en pos de una esperanza o un recuerdo. No se trata tampoco de descalificarlo como salmón, entre todo el insigne cardumen que se ha venido de este lado a lo largo de tantos años que al igual que él, exótico de por sí, exótico sin remedio. Su vocación pictórica resuma en su saturación, se desborda del lienzo, transpira en la colección minuciosa de motivos, signos y personajes. Hace catálogo de la vida misma desde la improvisación que supone la obra en proceso, todo cabe, toda acaba por caber: la rebaba del pop, la ilustración callejera en aerosol, la heráldica tatuada de los narcotraficantes, la artesanía transfigurada. El imaginario visual que rescata queda dispuesto de tal modo que se convierte en líneas que tientan hacia un campo de tensiones compositivo más allá de su tendido figurativo. Tal vez por eso ha saltado del color al blanco y negro, en la tentación de que las tramas sobrepuestas, como ruido, se conviertan en tema por encima de sus motivos visuales, que como convidados de piedra, transan con una inocencia perdida. Un naïf reinventado que, en su representación, se sostiene en los tensos hilos de lo abstracto.